llegó hasta ti en tu santo templo. (Jonás 2:7). Y ahora puede testificar a Dios en agradecimiento: Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. (Jonás 2:6) Con las palabras bellas “Jehová Dios mío”, la relación quebrada por la fuga a Tarsis ahora está restablecida. El profeta que abandonó a Dios no fue abandonado por Dios. De nuevo prefiere un día en sus atrios que mil fuera de ellos (Salmo 84:10). No desea vivir en un mundo sin la justicia protectora ni la misericordia de Jehová.
Page 27